Gladys Ortiz-Jorge Taverna Irigoyen en La Casona

Una mañana con J.Taverna Irigoyen en La Casona.

Me visitó Jorge Taverna Irigoyen días pasados. Nos teníamos pendiente una charla desde hacía tiempo. Quería que conozca este lugar magnífico llamado La Casona y también que vea y opine sobre la elaborada obra de Gladys Ortiz que está desde el año pasado.

Gladys Ortiz-Jorge Taverna Irigoyen en La Casona
Gladys Ortiz-Jorge Taverna Irigoyen en La Casona

Y así fueron las cosas. La invité a Gladys la cual se vino desde Paraná tempranito. La cita había sido hecha temprano, por el calor reinante.

Recorrimos con Taverna Irigoyen palmo a palmo las instalaciones de la Casona. Quedó asombrado al ver dos de sus títulos entre las obras del centro de documentación. Sus obras “historias inverosímiles” y “Cien Años de Pintura Santafesina”, estaban ahí. Como en Santa fe no hay  reedición de trabajos ni una difusión ni relectura de sus obras orientadas  desde el estado, pregunta por el sello editor, de entonces.

Y así, van surgiendo los temas uno a uno. Comienza la recorrida de obra.

Gladys Ortiz pregunta e infiere. Taverna recorre las obras y acicatea delicadamente: “Acuérdese de esto,  le dice a Ortiz: las manos, siempre las manos…es el elemento preponderante en las obras de los grandes”.

La muestra le parece fuerte. Chocante. Utiliza adjetivos potente.”Es fuerte”, dice. – Si Ortiz quería logra eso, lo logró. “Es muy fuerte”, remarca Taverna.

 

Así, pasan las horas. Hablamos de los jurados. De los salones. De Santa fe. Nada escapa a nuestra memoria ni lupa. Pero sale indefectiblemente, el tema de la cumbia “santafesina”.

Y la pregunta directa hacia mí:

“A Ud. Le parece – otero- que la cumbia es la música santafesina?” –

!Para nada!! le contesto.

-«Es un invento comercial que le cerró a un periodista en el año 1984 y le conviene a los presentes asalariados del poder. – “La cumbia no tiene nada que ver con nosotros, – le digo. Es un género que llegó por los años 80 y el menemismo lo utilizó como mecanismo de viabilización de conductas sociales para anestesiar a una sociedad que quería divertirse con el dólar barato. Cumbia y menemismo son una constante durante diez años.”

– Prosigo: “Lazaro Flury no la nombra en sus trabajos” – Ahí, Taverna parpadea. “Ahhhhh, si lo dice Lázaro Flury”. –Me mira.  Le acabo de citar a un investigador santafesino de 50 años atrás, cuyos apuntes me los devoraba en los ocho años de carrera en el Liceo Municipal.

¿Y cual sería para Ud.  la música regional? – me pregunta.

“La guarania, la chamarra, el valseado y hasta un punto el chamamé y hasta el tango, desde las orillas del plata hasta las costas este del Brasil. –Sentencio: ¿Cómo se le puede ocurrir a alguien, que una música de raíces  guaraníticas implementada desde el estricto orden jesuita post conquista hasta 1767, desaparezca de manera inusitada?- Le cito a continuación el trabajo de Gabriela Redero, periodista, publicado en el litoral hace varios años y la vigencia hasta entrados los años setenta  del profesor y teórico   Santiago Aicardi con “La setubalera”, ritmo santafesino. Santiago Aicardi nació en 1908 en la localidad de Alto Verde, y sus padres fueron los antiguos dueños de la Isla Sirgadero (donde se ubica actualmente el Yacht Club Santa Fe) y Vuelta del Paraguayo. Fue varios años profesor de Horacio Guarany.

LA CADENCIA DE LA COSTA Y EL SAUCE.

Pasamos al tema de la cadencia de las costas y el sauce. Le narro la anécdota del ácido saletilsalecílico que está en la corteza del árbol y es la droga de la aspirina. Es médico y conoce. Le cuento que por esos motivos los primitivos pobladores de la zona de Guadalupe tenían sauces, para adormecerse y por eso su espíritu tranquilo, cuando el fraile ermitaño Javier de Rosa pergeñó esas latitudes guadalupense. Pero también le cuento que los patrones que tenían sauces en sus campos, mandaban extraerlos. Porque la peonada guitarrera se echaba debajo de los mismos y luego…a dormir la siesta, olvidando sus obligaciones.

Seguimos charlando. Nos vamos a recorrer la sala blanca.

LA SALA BLANCA

Taverna lee el cartel que dice “Aquí todo es blanco” “Se puede entrar descalzo o caminar sobre la franja verde”

– Cuidadoso, exclama: “Voy a pisar la franja verde entonces”!! Recorre la mirada sobre el espejo blanco, los sillones, banquetas. Se sienta sobre una banqueta azul y sigue la charla. Ya sobre sus hijos, que están en muy lejos. Nos cuenta sobre  su hijo fallecido y su cosas. El tiempo transcurre imparable pero no parece.

Hacemos algunas fotos con Gladys y él.

El y yo.

EL BLOOPER DE LA CAMARA

Luego filmamos. Se me termina la batería de la cámara  Sony. Voy al bolso. La otra batería no está!! – Cambio.

Voy a la lumix nueva que guardaba para ocasiones especiales (su segundo uso en tres años). Tiemblo un poco. Nunca filmé con esta cámara con micrófono telescópico, reducción electrónica  de viento y lentes asphéricas.

Me aparece un cartel que dice impiadoso: “Low Battery” y se apaga. (Que lo parió! Pienso…)

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Jorge Taverna Irigoyen escribió en el Tablero Colectivo «Avantti»!!

Voy hacia una cámara blanca impecable que me regalé en diciembre, sin uso. Traída de Chile en secreto y entregada fuera de la ciudad, un modelo ausente en la argentina. Le saco los stickers. Me acuerdo que  nunca la estudié. Su pantalla se parece a la del tablero de un avión ruso Tupolev. Una voz en neerlandés me saluda y me invita a dar una recorrida por la misma. Su blancura me impresiona. La guardo.

No me animo. La dejo. Tomo la kodak Easy Share de emergencias y filmo con ella.

VIENDO REVISTAS CINERAMA

Volvemos a mi estudio. Comenzamos a hojear viejas revistas “Cinerama”, de los años 30. Irigoyen reconoce a las artistas una por una. Y surge el tema de la devaluación cultural santafesina contemporánea. Surgen inexorables los nombres de Remo Pignoni, Perla del Curto, Washington Castro, el santafesino nunca debidamente homenajeado.

Cruzamos a Juan “L” Ortiz, (Entre Ríos) desviamos hacia José Pedroni y le alcanzo un libro de mi biblioteca. Le pregunto por Sebastián Lombardo – mi maestro de armonía y contrapunto-…no lo recuerda. Le digo que era discípulo de Gilardo Gilardi y Alberto Ginastera, y fue profesor de Chiappero FAvre, al cual el estado no quiso desembolsillar los 20.000 US$ que valía un arreglo único de la obra de Lombardo. En ese momento, saca una revista “Ars”, de 1930. Vemos los grafemas cuando no había Illustrator ni Corel Draw.

Le muestro el “Soneto de la Hetaira”, escrito por Julio MIgno Parera. Narro la inauguración que hice con sus poemas musicalizados en el año 2001, Feria Internacional del Libro Buenos Aires con obras de Danilo Doyharzábal, Marta Rodil y Nicolás Rojo. Y acoto: «Migno era músico y componia silbando».  Se impacta.

Taverna no conocía esta prosa.

LA MUJER DE 100 AÑOS

Seguimos charlando. Me dice que está escribiendo un libro de una persona que tiene 100 años en buenos aires y sigue pintando. Me cuenta apasionado sobre su actividad y cronograma para este año.

Le atrae la tapa del libro de Fernando Espino sobre mi mesa. Sale el tema de los garabatos o criptogramas de Espino en el Ministerio de Educación o Centro Civico. Coincidimos en que están fuera de contexto, como una criptografía aislada de la obra de Espino. Hacemos zapping y nos vamos a la obra de Juan Vergel, me cuenta que lo conoció personalmente y narra anécdotas tristísimas.

Le cuento que una escritora me confió que a su muerte, se robaron en la municipalidad la partida  correspondiente al cajón y sepelio.

Se asombra. Intercambiamos información de espanto.

Le muestro mi colección de miles de vinilos y discos de pasta. Los toma con cariño. Discos del año 40 en adelante. Revistas caras y caretas de los 50. Propagandas comerciales. Pasamos al lado de la obra de Aníbal Román. ¿De quien es esta obra? – Pregunta. Aníbal Roman, le digo. Muy buena, me dice. Excelente!!

Termina su visita. Lo acompaño hasta la puerta con Gladys. Se pierde en la vereda bajo la sombra. Un día más cumplido con un hombre que hizo a la cultura santafesina.

Era Platón el cual hablaba de los “diálogos elevados”, cosa a la cual en Santa fe no estamos habituados.??

Solo mónologos degradados en forma de flyer bajados desde el estado.

Y por e-mail.

Y es ahí cuando me convenzo de que, Santa fe- definitivamente- no tiene regreso de donde la han llevado.

Pero la consigna es seguir.

Por el arte y por la gente. La vida misma.

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